martes, 15 de junio de 2010

LOS AMANTES



LA TRADICION
La ciudad de Teruel está vinculada a una tradición medieval de sabor y belleza románticos: la de los Amantes. Constituye una de las más bellas páginas de amor del mundo, y repetidamente ha ido su tema al teatro, a la literatura y al arte.
Vivían en el siglo XIII en Teruel dos familias nobles e influyentes: Seguras y Marcillas. Hija de la primera era Isabel; descendiente de la segunda, Diego. Ambos se amaron desde la adolescencia, pero los Marcillas eran muy pobres en caudales y tal enlace no parecía conveniente a los orgullosos Seguras, por lo que Diego solicitó y obtuvo un plazo para buscar fortuna en lejanas tierras. Transcurrieron los años y Diego conquistó en la guerra, la gloria y la fortuna soñadas; pero al pisar de nuevo Teruel, a las puertas de la ciudad, escuchó cómo las campanas todas de la villa repicaban a boda. Isabel, expirado ya el plazo convenido, contraía matrimonio con el rico y poderoso señor de Albarracín, don Pedro de Azagra.
"...El mismo día de la boda, Diego logra entrevistarse con Isabel. Al despedirse para siempre de ella, le pide un beso. Isabel está ya casada y se lo niega.
Diego no puede soportar la angustia y la tensión de aquella despedida y muere de dolor a los pies de ella..."
Al siguiente día se celebran en la iglesia de San Pedro los funerales de Diego. Isabel, vestida de boda, el rostro oculto entre sus velos, avanza por la nave central y se acerca para dar al cadáver de Diego el beso que le negó vivo. Isabel expira abrazada al cuerpo de Diego. El hecho impresionó de tal manera a la ciudad entera, que ésta decidió dar sepultura a los cuerpos de Diego e Isabel en la misma iglesia sonde aconteciera tan dramático suceso. Los cuerpos de los Amantes fueron hallados en el año 1555, con ocasión de obras realizadas en la iglesia.

EL MAUSOLEO DE LOS AMANTES
La historia de Isabel y Diego ha inspirado numerosa iconografía. Recordemos en este aspecto el grandioso cuadro de Muñoz Degrain "Los Amantes de Teruel" propiedad del Museo del Prado o el bellísimo altorrelieve del escultor Aniceto Marinas que remata la monumental escalinata de la estación de Teruel.
Pero sin lugar a dudas, la imagen más representativa y conocida es la de las esculturas de alabastro, bajo las que reposan los restos de Isabel y Diego, inspirada obra del escultor Juan de Ávalos.
Su origen data de mediados de los años 50, durante una visita que el autor realizó a Teruel a instancias de sus amigos Clemente Pamplona y José Mª Belloch, decididos impulsores de la historia de los Amantes y autores de una
obra de teatro sobre la misma que con gran éxito de público fue puesta en escena.
Juan de Ávalos comprendió enseguida toda la belleza y poesía del drama amoroso de Isabel y Diego y acertó de pleno al plasmarlo en las dos figuras que rematan el mausoleo sobre dos bellísimas cajas de celosía labrada en alabastro.
Las bellísimas y perfectamente labradas de Isabel y Diego, reposan con sus cabezas ligeramente inclinadas una hacia la otra, y la mano de Isabel extendida hacia la de Diego sin apenas rozarla, gesto este que simboliza toda la poesía y la grandeza de su amor imposible.
El gesto de esas dos manos que no se rozan se ha convertido así en el símbolo universal del amor y es, sin lugar a dudas, la imagen que mejor define e identifica la universal historia.
Desde Septiembre de 2005, los restos de los Amantes reposan en un nuevo edificio, que combina tradición y vanguardia y que dispone de diferentes salas expositivas que pretenden acercar la Historia de los Amantes al visitante.
El Conjunto Amantes, que comprende el Mausoleo, la Iglesia y la Torre de San Pedro, se halla gestionado en la actualidad por la Fundación Amantes de Teruel. Sus objetivos se centran en  la promoción, divulgación y conservación del mudéjar y en el mantenimiento y difusión de las tradiciones que tienen como eje la historia de amor de Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla.
HORARIOS DE APERTURA: de 10h. a 14h. y de 16h. a 20h. Agosto horario ininterrumpido

LOS RESTOS DE LOS AMANTES
Las momias de Isabel y Diego fueron descubiertas en el año 1555 al realizar unas obras en una de las capillas de la Iglesia de San Pedro, según atestiguan escritos de la época.
Permanecieron visibles hasta que en el año 1578 fueron enterrados de nuevo en la capilla de los Santos Médicos San Cosme y San Damián de la misma iglesia de San Pedro, por mandato del entonces obispo de Teruel D. Andrés Santos.
Conocedor de la historia, el notario Yagüe de Salas ordena su desenterramiento y da fe de su existencia y de toda la historia en su famoso Protocolo Notarial, documento imprescindible para el conocimiento de la historia de los Amantes.
Desde 1619 hasta 1675, los restos de Isabel y Diego debieron permanecer expuestos al público en la citada iglesia, aunque no consta el lugar exacto, para posteriormente ser guardados en un armario o alacena fuera del recinto sagrado.
Ya a principios de siglo XVIII los restos se trasladaron a un mal llamado panteón, situado en el claustro anejo a la iglesia para poder ser visitados por los viajeros que acudían cada vez en mayor número a Teruel, atraídos por la difusión que empieza a alcanzar la historia.
Durante siglo y medio permanecieron expuestos en aquel lugar dentro de un pequeño armario situado en uno de los ángulos del claustro.
Existe constancia escrita de que el Rey Fernando VII acudió a visitarlos en dicho lugar durante su estancia en Teruel los días 13 y 14 de abril de 1814.
A mediados del siglo XVIII se hicieron numerosas proposiciones para que los restos momificados de los Amantes viajaran por toda España expuestos en urnas de cristal con el fin de recaudar los fondos necesarios para la construcción de un digno panteón en que enterrarlos.
La idea no prosperó, pero sin embargo con los beneficios obtenidos de las representaciones teatrales de la obra "Juan sin tierra" que tuvieron lugar en Teruel, una comisión presidida al efecto por el Gobernador Civil, D. Miguel Díaz, encarga una urna apropiada para albergar las momias. El templete, más que una urna por su forma y disposición, fue realizado por el ebanista turolense Policarpio Serrano y colocado en una sala colocada al efecto en el claustro de la citada Iglesia de San Pedro.
Allí estuvieron hasta el 27 de mayo de 1902, fecha en que fueron trasladados a la capilla en la que  han permanecido hasta su actual ubicación.
Durante nuestra Guerra Civil (1936-39) los restos fueron trasladados para su custodia a los sótanos del Convento de las Monjas Carmelitas de la ciudad, para una vez finalizada la contienda, ser devueltos a su anterior emplazamiento.
Ya en el año 1955, con ocasión de los actos organizados para conmemorar el IV Centenario de su descubrimiento, el diario local "Lucha" inició una campaña a nivel nacional para la definitiva construcción de un digno mausoleo. Y aun cuando la campaña no tuvo el éxito deseado desde el punto de vista económico, Juan de Ávalos, durante su primera visita a Teruel a instancias de los más destacados promotores de los actos, "horrorizado ante la visión del espectáculo de aquellas momias", según sus propias palabras, se comprometió a hacer algo digno de acuerdo con la historia.
Tan sólo unos meses después, Juan de Ávalos regalaba prácticamente su espléndida y bellísima obra al pueblo de Teruel, logrando de esa manera que el definitivo enterramiento de Isabel y Diego se convirtiera en el más bello símbolo del amor y en lugar de obligado peregrinaje para todos los visitantes que acuden a Teruel.
Las manos de Isabel y Diego que no llegan a rozarse, esculpidas por Juan de Ávalos de forma insuperable, son la más bella expresión de la historia.

CONCESIÓN DE MEDALLAS DE LOS AMANTES
La Medalla de los Amantes de Teruel fue instituida en el año 1972 y su concesión está regulada por un reglamento de Honores y la correspondiente convocatoria.
A parte de los matrimonios en sus Bodas de Oro y Plata, la reciben en su categoría de Oro aquellas personalidades y entidades que realizan una sobresaliente labor para la difusión de la historia de los Amantes, a través de cualquier actividad.
El Centro de Iniciativas Turísticas es el alma y el fundador de estas distinciones, así como el ente que más esfuerzos ha hecho en la difusión de la historia y fiesta en honor de los Amantes de Teruel.
Este Centro fue fundado en el año 1970. Su actividad más destacada y en la que centra en la actualidad toda su gestión, es la programación y organización de los actos en honor a los Amantes de Teruel, coincidiendo con la festividad de San Valentín. Dentro de ello, en la concesión de la Medalla de los Amantes de Teruel a los matrimonios en sus "Bodas de Oro y Plata".
Durante la primera década, la concesión de la medalla, obra del reconocido escultor Juan de Avalos, autor también del Mausoleo bajo el que reposan los restos de Isabel y Diego, se limitó a matrimonios de la Comunidad Autónoma de Aragón, pero a partir del año 1984, se amplió su concesión a matrimonios de todas las comunidades españolas, y como Medallas de Honor a Matrimonios y Casas Reales o personalidades destacadas de la vida cultural.
El Centro de Iniciativas Turísticas, para el desarrollo de dichos actos, cuenta con el decisivo apoyo del Excelentísimo Ayuntamiento de Teruel.
Entre los Matrimonios más distinguidos que han recibido la Medalla de Honor, hasta hoy, son los siguientes:
· SS.MM. Los Emperadores de Japón, en sus Bodas de Oro.
· SS.MM. Los Reyes de España, en sus Bodas de Plata.
· SS.MM. Los Reyes de los Belgas, (Balduino y Fabiola), en sus Bodas de Plata.
· S.A.R. Los Condes de Barcelona, en sus Bodas de Oro.
· S.A.R. La Infanta Dña. Margarita y D. Carlos Zurita, en sus Bodas de Plata.
· SS.MM. La Reina Isabel II de Inglaterra y S.A.R. el Príncipe D. Felipe, en sus Bodas de Oro.      
Otros Matrimonios destacados:
· La Cantante de Ópera Dña. Montserrat Caballé y su esposo, en sus Bodas de Plata.
· El Compositor D. Joaquín Rodrigo y su esposa, en sus Bodas de Oro.
· El presidente de Unicef-España D. Joaquín Ruiz Jiménez y su esposa, en sus Bodas de Oro.
· El Compositor turolense D. Antón García Abril y su esposa, en sus Bodas de Plata.
Así mismo, han recibido Medallas de Oro por su contribución a la difusión de los Amantes de Teruel, el conocido Académico y Humorista D. Antonio Mingote.
La Concesión de la Medalla de los Amantes de Teruel es una actividad entrañable para la ciudad. Esta es una de las actuaciones más reconocidas, tanto a nivel nacional como internacional de difusión de los Amantes de Teruel y de la ciudad. Esta actividad es fiel reflejo del culto que Teruel rinde al amor, a su historia y a la tradición.

LAS BODAS DE ISABEL SEGURA
Desde el año 1997, se celebra en Teruel la que ya es una de sus fiestas más importantes: “Las Bodas de Isabel de Segura”.
La Fiesta de las Bodas de Isabel ha conseguido, desde entonces, un enorme arraigo popular y ha supuesto una gran difusión del patrimonio cultural, artístico e histórico Turolense y un reclamo de primer orden en el turismo nacional, atrayendo a un sin número de medios de comunicación, gentes del recreacionismo histórico nacional, especialistas vinculados a la época medieval y curiosos de todo tipo.
Miles de turolenses reviven el ambiente medieval de la ciudad en el siglo XIII echándose a las calles vestidos con trajes medievales y participando en los actos que se celebran en ellas: la representación teatral del drama de “Los Amantes de Teruel”, el mercado medieval, las haimas que instala cada grupo, teatros diversos, música, bailes, etc.…
Más de 100 actores no profesionales, elegidos mediante un casting, ensayan intensamente durante un mes para dar vida en directo a los personajes de esta hermosa historia de amor.
Grupos organizados, según el Fuero Medieval de la Villa, en crecimiento imparable y constituidos en Federación, se vinculan a la leyenda de Los Amantes de Teruel. Estos grupos viven, durante los cuatro días que dura la fiesta, alrededor de sus “haimas” colocadas en plena calle, dando así color y contenido a la fiesta.
En el Mercado medieval, los comerciantes se esmeran en preparar un escenario acorde a la época y año tras año, ha ido ampliando sus dimensiones hasta llegar a cubrir gran parte del casco histórico.
Otros actos, como el Torneo Medieval o el Toro nupcial, completan esta Fiesta, que cada año, el tercer fin de semana de febrero, atrae la atención de los miles de visitantes que se acercan a la ciudad.

TERUEL MUDÉJAR



En la singularidad del mudéjar de Teruel confluyen dos tradiciones artísticas claramente diferenciadas, que acaban por integrarse en una sola, logrando de este modo su fuerte e indiscutible personalidad.

En primer lugar el mudéjar de Teruel bebe en la tradición islámica aragonesa, que es tanto como decir zaragozana, circunstancia de fácil fundamentación ya que tanto política como eclesiásticamente la ciudad se halla vinculada con la capital del reino de Aragón. A esta tradición aragonesa cabe adscribir algunos de sus elementos básicos: la utilización profusa del ladrillo con carácter constructivo y ornamental en sus monumentos, tan característica del mudéjar aragonés, la aplicación de la cerámica decorada en los exteriores arquitectónicos y la recepción de fórmulas ornamentales y estructurales muy arraigadas en la tradición islámica aragonesa.

De este conjunto de características de raigambre aragonesa destaca la riqueza exuberante de la decoración cerámica aplicada a los exteriores arquitectónicos, ya presente en los monumentos más antiguos del siglo XIII, las Torres de Santa María y de San Pedro. No se trata de piezas reutilizadas sino que han sido hechas expresamente para la ornamentación arquitectónica, circunstancia que corrobora la antigüedad y primacía de los alfares turolenses en su serie cerámica verde y manganeso, de tradición islámica cordobesa. Aunque la decoración cerámica sea una característica común del mudéjar aragonés, en Teruel alcanza su mayor verbosidad, fenómeno que no encuentra parangón en el resto de los focos mudéjares españoles, y que a pesar de las distancias geográficas y culturales sólo es comparable al de la profusión ornamental de la azulejería en exteriores que se desarrolla en al arte islámico de Oriente a partir del siglo XIII. Hay una comunidad estética entre ambos extremos de la cultura islámica; a través de la cerámica vidriada Teruel estrecha su mano con el Oriente islámico.

También corresponden a la tradición islámica aragonesa, cuyo taller y foco difusor fue el palacio hudí de La Aljafería, algunos elementos ornamentales del mudéjar turolense, entre los que han de destacarse los arcos de medio punto entrecruzados y los arcos mixtilíneos, ambos presentes en la mezquita taifal zaragozana .Y a la misma tradición hay que adscribir el sistema estructural de las Torres de San Martín y de El Salvador con un alminar como soporte del cuerpo de campanas. En suma una tradición aragonesa enfatizada con los aportes locales cerámicos.

Pero en segundo lugar el mudéjar de Teruel se caracteriza por su temprana apertura a las influencias que llegan del mediodía peninsular, tanto del mundo hispanomusulmán, en particular almohade, como de otros focos mudéjares. Teruel es, en este sentido, la puerta aragonesa hacia el Sur. La particular conformación de la morería turolense, con una fuerte inmigración exterior propiciada por la política real de Pedro III con sus privilegios fiscales de 1285, explica la recepción de estructuras y sistemas ornamentales de tradición almohade, que renuevan y vivifican el arcaísmo aragonés a través de Teruel. Teruel devuelve así a Aragón más de lo que había recibido.

A esta renovación de estructuras y sistemas ornamentales inmigrados hay que adscribir de un lado la estructura de la techumbre de Santa María, con su armadura de par y nudillo, única en el mudéjar hispánico por su decoración pintada, y el sistema ornamental de grandes paños de sebqa en ladrillo resaltado que se estrena en las Torres de San Martín y de El Salvador. Todo ello perfectamente asimilado e integrado en la tradición aragonesa anterior. Por todo ello, el mudéjar de Teruel, espejo del mudéjar hispánico, ha sido reconocido justamente por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

LAS TORRES MUDÉJARES

TORRE DE LA CATEDRAL

Decorada con arcos de medio punto entrecruzados, frisos de esquinillas con fustes de cerámica, ventanas abocinadas en arco de medio punto, platos y azulejos vidriados en verde y morado, etc. Un rasgo original de las torres mudéjares medievales de Teruel es su ubicación sobre la red vial, que las atraviesa. En el caso de la Torre de la Catedral la abertura de la parte baja se soluciona mediante arcos apuntados y una bóveda de cañón.

TORRE DE SAN PEDRO

Su configuración estructural es similar a la Torre de la Catedral. Sobre el pasadizo está constituida por un muro exterior, que delimita un espacio interior único en toda la altura, dividido por forjados de madera. El modelo se corresponde con la tradición de los campanarios cristianos.       

TORRE DE SAN MARTIN

La estructura interna de esta torre es similar a la del Salvador: se trata de dos torres una envolviendo a la otra, mediando entre ambas las escaleras de acceso al campanario. La interior está formada por estancias abovedadas superpuestas, mientras que la torre exterior soporta todo el repertorio decorativo.

TORRE DEL SALVADOR

Presenta grandes similitudes decorativas con la Torre de San Martín: abundantes elementos cerámicos verdes y blancos, paños de ladrillo resaltado formando estrellas de ocho puntas, friso de arcos mixtilíneos, etc. Se diferencia en que esta última torre dispone de un paño de arcos lobulados entrecruzados.     

TORRE DE LA MERCED

Obra de la segunda mitad del s. XVI, consta de tres cuerpos; tanto el inferior como el medio son mudéjares, de planta cuadrada y ochavada, respectivamente, mientras que el tercero, de planta octogonal, es fruto de una ampliación barroca.

ÁBSIDE DE LA CATEDRAL

Se encuentra decorado con paños de arcos mixtilíneos, frisos de cerámica verde y morada y torrecillas. Estos últimos se asientan sobre la tribuna interior. La Iglesia, consagrada en 1392, es de una sola nave, con capillas laterales. Recibió una profunda reforma interior en 1910.

TECHUMBRE DE LA CATEDRAL

Se encuentra profusamente decorada con elementos vegetales estilizados, geométricos y epigráficos de tradición islámica y con decoración figurada gótica lineal. La riqueza y variedad de esta última ha llevado a interpretarla como una representación cósmica del devenir del tiempo, presidida por los meses del año y las distintas actividades humanas vinculadas a los mismos; como temática vinculada a la literatura romance, etc.

ITINERARIO PRINCIPAL

En la Catedral de Santa María de Mediavilla se encuentran muy bien representados los distintos estadios del mudéjar turolense. En este completo conjunto, fruto de ocho siglos de existencia, se encuentran dos de los elementos emblemáticos de la fase medieval del mudéjar turolense: la torre campanario (1257-58) y la techumbre (+-1300). De la fase correspondiente a la Edad Moderna se conserva el cimborrio, construido por el Maestro Martín de Montalbán (1538). En la cúpula de la Capilla de los Reyes (anterior a 1649) se detectan pervivencias mudéjares. Por último, al neomudéjar corresponde la Portada Meridional (1909) obra de Pablo Monguió. Desde la Catedral nos dirigiremos a la C/ Los Amantes, pasando junto a la Oficina Municipal de Turismo, sita en el edificio del Ayuntamiento.                

Cimborrio de la Catedral

Nada más acceder a esta calle, tendremos una soberbia vista de la Torre de San Martín (1315-16), campanario adosado a la iglesia homónima. El grueso contrafuerte de sillería del flanco sudoccidental es fruto de la compleja reparación efectuada por Pierres Vedel (1549-51). En las proximidades de esta torre, en la C/ Andaquilla, se ubicaba la "Morería Chica"; en ella residían una parte de los mudéjares turolenses, disponiendo de una mezquita (documentada en el siglo XV) en la actual Plaza de Pérez Prado. Desde esta Plaza se accede a la C/ Yagüe de Salas, así nominada en honor al autor de Los Amantes de Teruel. Epopeya Trágica (1616), la primera obra literaria en la que se alaban las torres mudéjares.

Deberemos seguir esta calle, pasando junto a Correos (edificio con elementos neomudéjares), hasta la C/ Salvador, sobre la que se alza, altiva, la Torre del Salvador. Campanario de la Iglesia del mismo nombre, su construcción se considera algo más reciente que la Torre de San Martín, habiendo sido datada por termoluminiscencia en 1311+-55. Restaurada en 1933 es la única torre cuyo interior es visitable. Si seguimos por el Itinerario Principal deberemos tomar el callejón de L. García Esteban y subir por la C/ Comandante Fortea, pasando junto a la Oficina de Turismo.

ITINERARIO COMPLEMENTARIO: EL NEOMUDEJAR

El neomudéjar se introducirá en Teruel en 1909, como fruto tardío de la tradición historicista del s. XIX. Convirtiéndose en un auténtico tópico arquitectónico, presente en buena parte de los edificios públicos hasta la presente década.

Debemos cruzar bajo la Torre del Salvador y acceder al Paseo del Ovalo. Desde allí contemplaremos las dos torrecitas que flanquean la parte superior de la Escalinata. Diseñada por Carlos Castell, fue realizada por José Torán en 1920-21. En su segmento medio hay un gran relieve de Los Amantes (http://www.amantesdeteruel.es/), de Aniceto Marinas. A los pies de la escalinata se extienden el jardín de los Botánicos y la Estación de Ferrocarril. Frente a la misma está el Instituto de Enseñanzas Medias, obra de Antonio Rubio, en el que también se dejan sentir influjos neomudéjares. Una vez de vuelta en el Paseo del Ovalo, se ascenderá por la Escalinata del Deán Buj hasta la ajardinada Glorieta. Desde allí irá a la Plaza de San Juan por la C/ General Pizarro, en cuya intersección debió ubicarse la desparecida torre mudéjar "La Fermosa" (1343-44), destruida por las tropas castellanas en 1365-66. En esta plaza se encuentra el Casino de Teruel, obra de A. Rubio, en el que subyace la tradición mudéjar. Desde allí por la C/ Tomás Nougués, se llega a la Oficina de Turismo, retomándose el Itinerario Principal.

Escalinata

Un poco más arriba, en la acera opuesta, se abre el estrecho callejón de Matías Abad. Desde su inicio podremos contemplar una vista de la Torre de San Pedro. Antes de llegar a la misma se encuentra el Mausoleo de los Amantes (http://www.amantesdeteruel.es/). En él reposan sendas momias, exhumadas en 1555, que parecen corresponder a Juan (o Diego) Martínez de Marcilla e Isabel de Segura. Su trágica historia, que finalizará en 1217, se desarrolló unas décadas antes del auge de la arquitectura mudéjar.

LIglesia de San Pedro, hito final de este Itinerario Principal, constituye el conjunto más armónico del mudéjar turolense. En los pies se encuentra su torre campanario, de datación incierta; algunos autores la hacen coetánea a las torres de San Martín y El Salvador, pero sus rasgos arcaizantes y recientes dataciones por termoluminiscencia (1103+-95) han permitido apuntar la posibilidad de que fuese realizada a mediados del s. XIII, incluso quizás con anterioridad a la Torre de la Catedral. La Iglesia fue construida entre 1319 y 1392, destacando la riqueza ornamental exterior de su ábside. El Claustro originariamente mudéjar (posterior a 1383) fue reformado en 1900-04.

LIglesia de San Pedro, hito final de este Itinerario Principal, constituye el conjunto más armónico del mudéjar turolense. En los pies se encuentra su torre campanario, de datación incierta; algunos autores la hacen coetánea a las torres de San Martín y El Salvador, pero sus rasgos arcaizantes y recientes dataciones por termoluminiscencia (1103+-95) han permitido apuntar la posibilidad de que fuese realizada a mediados del s. XIII, incluso quizás con anterioridad a la Torre de la Catedral. La Iglesia fue construida entre 1319 y 1392, destacando la riqueza ornamental exterior de su ábside. El Claustro originariamente mudéjar (posterior a 1383) fue reformado en 1900-04.

LA CERÁMICA DE TERUEL Y EL MUDÉJAR DEL S. XVI

Descendiendo por la C/ Hartzembusch se alcanza la Plaza Carlos Castell. Desde ella, por la C/ Joaquín Costa y la C/ Rubio, se llega a la Plaza de Fray Anselmo Polanco, en la que se ubica la Casa de la Comunidad, sede del Museo de Teruel. Además de las interesantes salas dedicadas a etnología y arqueología, guarda una valiosa colección de Cerámica de Teruel expuesta en la 1ª y 4ª planta. Las piezas correspondientes a los ss. XIII - XIV reflejan las influencias mudéjares, tanto en las técnicas como en los motivos, que se debilitarán durante los ss. XV - XVI; la expulsión de los moriscos (1610) romperá esa tradición.

Desde allí, por las calles San Miguel y Alcañiz, se accede a la Ronda Dámaso Torán por el Portal de la Traición, junto al Acueducto de los Arcos. En esta zona se puede visitar la poco valorada Torre de la Merced, interesante ejemplo del mudéjar turolense de la Edad Moderna.

La nómina de construcciones con elementos neomudéjares se completa con las antiguas Escuelas del Arrabal (hoy Archivo Histórico Provincial), obra de P. Monguió, con la desaparecida torreta de los Garajes de la Diputación (1929) y la Plaza de Toros (inicio de los años 30), prologándose hasta nuestros días con la reciente construcción del Cuartel de la Guardia Civil, inaugurado en la presente década.

Este recorrido por el mudéjar turolense no estaría completo sin hacer referencia a las techumbres expoliadas en el primer tercio del s. XX, una de las cuales se encuentra en Villa Schifanoia (cerca de Florencia, Italia), otras dos en el "castillo" de S. Simeón (California, E.U.A.) y una cuarta también en la residencia Steebman, también en California.

En el rico repertorio decorativo de la Cerámica de Teruel convergen gran cantidad de elementos, fruto de un mestizaje cultural: judíos, como la Estrella de David o formas como el hanukiyyot (para la celebración de la "Fiesta de las Luces"); mudéjares, como la khamsa o "mano de Fátima" o inscripciones cúficas alabando a Allah; cristianos, como representaciones de caballeros, frailes, músicos, etc.         

TERUEL MODERNISTA




EL MODERNISMO
El modernismo turolense se vincula socialmente a la burguesía, como sucede en el resto de ciudades, la que a través de edificios que promueve para su uso propio, pretende rivalizar con los que anteriormente había levantado la aristocracia como manifestación de poderío. Para ello, encuentra en Monguió el arquitecto capaz de plasmar esos deseos, quien sin duda encuentra a su vez los propietarios que pueden costear sus diseños. Se produce un proceso de autocomplacencia, de aliento de una parte hacia otra para que el fenómeno se produzca.
Puestos de acuerdo el agente social, y el lenguaje arquitectónico, un tercer aspecto interviene en el proceso: la existencia en Teruel de unos artesanos de gran profesionalidad que materializan las obras. La simbiosis final de los tres elementos (propietario-arquitecto-artesano), permite que hoy podamos contemplar la arquitectura modernista turolense como hecho diferenciado y singular en Aragón. 
El impulso definitivo de la arquitectura modernista se debe al arquitecto tarraconense Pablo Monguió, formado en la escuela de Barcelona, que trabaja en Teruel desde 1897 hasta aproximadamente 1923, con una interrupción entre 1902 y 1908. La obra de Monguió adquiere su plenitud en tres edificios tradicionalmente denominados "Casa Ferrán", "La Madrileña" y "El Torico", construidos entre 1910 y 1912. Le son asimismo atribuibles otros edificios anteriores, en los que ya aparecen elementos constructivos y diseños similares; el ejemplo de la casa de Timoteo Bayo, situada en la Plaza Bretón, es buena muestra de esta hipótesis.
Su obra clave, es sin duda, "Casa Ferrán", en la Calle Nueva. Función y expresión formal van a estar perfectamente identificados y relacionados. Los materiales; fundición, piedra, hierro forjado y madera, se convierten en masa obediente para lograr, entre ellos, una sinfonía perfectamente estructurada; Monguió juega con lenguajes del Art Nouveau, la Escuela de Glasgow y la Secesión Vienesa, tamizados por la influencia de la obra de Luis Doménech, como sucede en "El Torico".
Frente a la complejidad morfológica de ese edificio, desarrolla en "La Madrileña" una fachada sutil, donde las líneas en forma de óvalo adquieren una delicadeza y un valor simbólico excepcionales. Los edificios posteriores mantienen lenguajes modernistas, pero distanciándose de las obras que hemos considerado de plenitud.
En la actualidad, gran parte de estas construcciones pueden contemplarse parcialmente restauradas, conservando al menos un aspecto exterior que nos aproxima al que tenían cuando fueron edificadas y que contribuyeron a que Teruel aporte una buena muestra de arquitectura modernista.
En la década posterior se construyen, como elementos de comunicación, dos obras importantes: la Escalinata (1921) con cierta pervivencia del mudéjar, que dará acceso a la Estación de Ferrocarril desde el Paseo del Ovalo; y el Viaducto (1929), con aires Art-Decó, planteado como variante de la carretera y primera piedra del ensanche de Teruel hacia la meseta Pinilla. Otros edificios públicos (Mercado y Matadero) o semipúblicos (Casino Turolense y Círculo Mercantil), utilizan variantes de la arquitectura regionalista y casticista, lenguajes en los que también se expresan algunos edificios de viviendas de esta época.
La terminación del Viaducto marca el inicio de una nueva etapa urbanística y arquitectónica. Se proyecta una ciudad abierta a modo de ciudad-jardín, definiendo áreas para equipamientos y un trazado de manzanas, en el que, junto a la arquitectura regionalista, se incorporan elementos racionalistas. Posteriormente aparecerán ejemplos más puros de esta nueva tendencia, que en otras ciudades ya estaba en pleno auge siendo su mejor exponente la llamada "Casa Barco" (1934).
ITINERARIO 1: LA ARQUITECTURA DEL PRIMER ENSANCHE
Desde la Plaza Carlos Castel y tomando la C/ Ramón y Cajal pasamos junto al antiguo Casino Mercantil, actual Caja de Ahorros, en la Plaza de San Juan, un primer hito a destacar es elCasino Turolense, asentado sobre el antiguo Palacio de los Sánchez Muñoz. Sus marcados rasgos del más puro estilo regionalista, contrastan vivamente con la arquitectura franquista, que preside todo el entorno, y con el nuevo diseño de la Plaza, que rompe con las tradiciones anteriores.
Desde allí, pasando por la Glorieta, accederemos al Viaducto, actualmente peatonal. Esta monumental obra de 1929 marcará la ampliación de Teruel hacia la meseta Pinilla, posibilitando el rápido desarrollo de una armoniosa ciudad-jardín, que se verá truncado por la Guerra Civil.
La variedad de tendencias es el rasgo dominante en la arquitectura del Primer Ensanche, con interesantes muestras prerracionalistas y racionalistas, que aparecen entremezcladas en algunos edificios con rasgos regionalistas, expresionistas e incluso Art-Decó. Tras cruzar el Viaducto llegaremos a laFuente de José Torán y al Edificio de Sanidad, cuyo elemento más destacado lo constituye su torre de ladrillo y piedra, con decoración de azulejos.
Siguiendo por el paseo que bordea la muela pasaremos junto a dos viviendas pareadas, en las que se aprecian influencias prerracionalistas y regionalistas. En ellas podemos observar dos rasgos que se repiten insistentemente en la arquitectura del Primer Ensanche: la presencia de torreones y la alternancia de anchos frisos de ladrillo cara vista (en los que se suelen abrir los vanos) insertos en paramentos enlucidos y pintados en blanco.
Siguiendo por esta ronda y calles perpendiculares, los edificios de interés se suceden, algunos por el diseño de su torre, como la Villa María. O como el edificio colindante, racionalista con algunos rasgos expresionistas. Una de las construcciones más emblemáticas es la conocida, popularmente, como Casa Barco; edificio de hormigón realizado en 1934, se puede considerar como del más académico racionalismo. Desde ese punto podremos admirar una amplia panorámica de la Ciudad de Teruel. También se puede ver, a lo lejos, la Villa Rosa, si bien la vegetación y la distancia no permiten apreciar la magnitud del complejo, que consta de la Casa Grande, la Ermita, la Torre, la Casa de Aperos y una amplia zona ajardinada.
El repertorio de edificios destacados se contempla con otro interesante edificio racionalista en la C/ José Torán, esquina C/ Mártires de Teruel, con las Escuelas del Ensanche y la Plaza de Toros (1934).
ITINERARIO 2: CENTRO DE LA CIUDAD
Aunque hay interesantes ejemplos de la arquitectura modernista dispersos por toda la ciudad, los edificios más emblemáticos se sitúan en el ámbito de la Plaza del Torico (actual Carlos Castel), centro vital y psicológico de Teruel. Todos ellos son obra de Pablo Monguió, construidos entre 1910 y 1912. Dos de los edificios apoyan su fachada principal sobre los sólidos soportales de la plaza: La Madrileña, ejemplo extremo de la adaptación a una estrecha parcela, sin que esto afecte a la elaborada armonía del conjunto, ni a su valor simbólico; y la Casa de Tejidos El Torico, mucho más compleja y con una mayor densidad ornamental, cuyo gracioso torreón rompe la marcada simetría de la fachada.
LCasa Ferrán, con fachada principal a la C/ Nueva, es, en opinión de numerosos estudiosos, el máximo exponente del modernismo turolense. El elevado grado de conjunción entre la función y la expresión formal, entre la asimetría y el equilibrio y el logrado juego de materiales, con la riqueza ornamental de su fundición y forja, corroboran esta afirmación.
Desde este punto, podemos optar entre efectuar uno de los dos largos recorridos que nos conducirán a la Ermita de la Virgen del Carmen o al Primer Ensanche, o proseguir en el itinerario principal por el centro de la Ciudad. En este último caso, ascenderemos por las calles L. García Esteban y C. Fortea, pasando junto a la Oficina de Turismo, hasta llegar a la Plaza Bretón. En ella se encuentra laCasa Bayo o Los Retales, cuyos miradores de forja están decorados con representaciones de flores y animales. Lindando con ésta, en la C/ Valcaliente nº 3, hay un deteriorado edificio con balcones adornados con tracería neogótica. En la vecina C/ San Andrés se encuentra la Imprenta Perruca, en cuya fachada se observan influencias modernistas.
Casi enfrente de la Oficina de Turismo, se abre un estrecho callejón, con una bella vista de la Torre de San Pedro. Antes de llegar al campanario, se encuentra el Mausoleo de los Amantes en el que reposan las momias de Juan (o Diego) Martínez de Marcilla e Isabel de Segura. Su trágica historia inspirará algunas obras del primer tercio de siglo, como el bajorrelieve de la Escalinata.
Fueron varios los edificios religiosos reformados o construidos en esas fechas; en ellos se siguieron corrientes historicistas, prolongación de las existentes durante el siglo XIX, frente a los cánones modernistas que predominarán en las casas de la burguesía mercantil. Este será el caso de la Iglesia de San Pedro, obra mudéjar cuya restauración de principios de siglo (1896-1910) supuso la introducción de elementos neogóticos (fundamentalmente en su claustro). El vecino edificio de la C/ Harzembusch 7 también presenta multitud de rasgos historicistas (predominantemente neogóticos), pudiéndose obtener una buena perspectiva del "torreón" que lo remata y del ábside mudéjar de San Pedro desde la C/ Caracol.
Otra construcción religiosa inmersa en esta corriente es la fachada Sur de la Catedral, a la que accederemos descendiendo a la Plaza de Carlos Castel y tomando la C/ Muñoz Nogués hasta la Plaza de la Catedral. Ésta, proyectada por P. Monguió (1909), marcará el inicio del neomudéjar. En la vecina Plaza del Venerable Francés de Aranda, el Colegio del Corazón de Jesús (1895-1899) ofrece la más genuina muestra del neogótico existente en la ciudad. Otros edificios con influencias historicistas (fundamentalmente neomudéjares) y elementos modernistas situados fuera de los itinerarios son el Colegio de San Nicolás, las Escuelas del Arrabal y el Asilo de Ancianos.
El presente itinerario concluye con la Casa Escriche, en la C/ Temprado. Obra de Monguió, donde se conjugan igualmente elementos modernistas e historicistas.
ITINERARIO 3: ERMITA DE LA VIRGEN DEL CARMEN
Se trata de un largo recorrido (casi 3 km. entre ida y vuelta) jalonado de construcciones de este momento. Pasaremos primero junto a la Casa Torán, de fuerte personalidad arquitectónica. Frente a ella se encuentra la Escalinata(1920-21), cuyo tema central será el desenlace de la historia de los Amantes, utilizando el lenguaje neomudéjar (cuyo máximo exponente son las torretas que flanquean la parte superior) con influencias modernistas (que subyace en toda la obra, siendo especialmente patente en la forja de las farolas).
En la C/ San Francisco pasaremos junto a la Casa Natalio Ferrán, que es otra discreta muestra de modernismo turolense. Más abajo, junto a la gótica Iglesia de los Franciscanos, se encuentra la ampliación del Convento de los Franciscanos, construida bajo cánones neogóticos. Los elementos historicistas son también patentes en la Farmacia, último hito de interés antes de la Ermita del Carmen. El contraste cromático entre la piedra rodeno y la cortina vegetal de la enredadera embellece este edificio, en el que se aprecian influencias francesas.
La pequeña Ermita de la Virgen del Carmen nos ofrece un representativo ejemplo del eclecticismo de la época. Inserta en un lenguaje netamente modernista, se aprecian multitud de elementos historicistas, fundamentalmente neomudéjares y neogóticos.
En Villaspesa, a poca distancia de Teruel, la Iglesia del Salvador muestra también influencias historicistas, aglutinadas bajo un hilo conductor modernista. Este interesante edificio es obra de Monguió (1911-12).