martes, 15 de junio de 2010

TERUEL MUDÉJAR



En la singularidad del mudéjar de Teruel confluyen dos tradiciones artísticas claramente diferenciadas, que acaban por integrarse en una sola, logrando de este modo su fuerte e indiscutible personalidad.

En primer lugar el mudéjar de Teruel bebe en la tradición islámica aragonesa, que es tanto como decir zaragozana, circunstancia de fácil fundamentación ya que tanto política como eclesiásticamente la ciudad se halla vinculada con la capital del reino de Aragón. A esta tradición aragonesa cabe adscribir algunos de sus elementos básicos: la utilización profusa del ladrillo con carácter constructivo y ornamental en sus monumentos, tan característica del mudéjar aragonés, la aplicación de la cerámica decorada en los exteriores arquitectónicos y la recepción de fórmulas ornamentales y estructurales muy arraigadas en la tradición islámica aragonesa.

De este conjunto de características de raigambre aragonesa destaca la riqueza exuberante de la decoración cerámica aplicada a los exteriores arquitectónicos, ya presente en los monumentos más antiguos del siglo XIII, las Torres de Santa María y de San Pedro. No se trata de piezas reutilizadas sino que han sido hechas expresamente para la ornamentación arquitectónica, circunstancia que corrobora la antigüedad y primacía de los alfares turolenses en su serie cerámica verde y manganeso, de tradición islámica cordobesa. Aunque la decoración cerámica sea una característica común del mudéjar aragonés, en Teruel alcanza su mayor verbosidad, fenómeno que no encuentra parangón en el resto de los focos mudéjares españoles, y que a pesar de las distancias geográficas y culturales sólo es comparable al de la profusión ornamental de la azulejería en exteriores que se desarrolla en al arte islámico de Oriente a partir del siglo XIII. Hay una comunidad estética entre ambos extremos de la cultura islámica; a través de la cerámica vidriada Teruel estrecha su mano con el Oriente islámico.

También corresponden a la tradición islámica aragonesa, cuyo taller y foco difusor fue el palacio hudí de La Aljafería, algunos elementos ornamentales del mudéjar turolense, entre los que han de destacarse los arcos de medio punto entrecruzados y los arcos mixtilíneos, ambos presentes en la mezquita taifal zaragozana .Y a la misma tradición hay que adscribir el sistema estructural de las Torres de San Martín y de El Salvador con un alminar como soporte del cuerpo de campanas. En suma una tradición aragonesa enfatizada con los aportes locales cerámicos.

Pero en segundo lugar el mudéjar de Teruel se caracteriza por su temprana apertura a las influencias que llegan del mediodía peninsular, tanto del mundo hispanomusulmán, en particular almohade, como de otros focos mudéjares. Teruel es, en este sentido, la puerta aragonesa hacia el Sur. La particular conformación de la morería turolense, con una fuerte inmigración exterior propiciada por la política real de Pedro III con sus privilegios fiscales de 1285, explica la recepción de estructuras y sistemas ornamentales de tradición almohade, que renuevan y vivifican el arcaísmo aragonés a través de Teruel. Teruel devuelve así a Aragón más de lo que había recibido.

A esta renovación de estructuras y sistemas ornamentales inmigrados hay que adscribir de un lado la estructura de la techumbre de Santa María, con su armadura de par y nudillo, única en el mudéjar hispánico por su decoración pintada, y el sistema ornamental de grandes paños de sebqa en ladrillo resaltado que se estrena en las Torres de San Martín y de El Salvador. Todo ello perfectamente asimilado e integrado en la tradición aragonesa anterior. Por todo ello, el mudéjar de Teruel, espejo del mudéjar hispánico, ha sido reconocido justamente por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

LAS TORRES MUDÉJARES

TORRE DE LA CATEDRAL

Decorada con arcos de medio punto entrecruzados, frisos de esquinillas con fustes de cerámica, ventanas abocinadas en arco de medio punto, platos y azulejos vidriados en verde y morado, etc. Un rasgo original de las torres mudéjares medievales de Teruel es su ubicación sobre la red vial, que las atraviesa. En el caso de la Torre de la Catedral la abertura de la parte baja se soluciona mediante arcos apuntados y una bóveda de cañón.

TORRE DE SAN PEDRO

Su configuración estructural es similar a la Torre de la Catedral. Sobre el pasadizo está constituida por un muro exterior, que delimita un espacio interior único en toda la altura, dividido por forjados de madera. El modelo se corresponde con la tradición de los campanarios cristianos.       

TORRE DE SAN MARTIN

La estructura interna de esta torre es similar a la del Salvador: se trata de dos torres una envolviendo a la otra, mediando entre ambas las escaleras de acceso al campanario. La interior está formada por estancias abovedadas superpuestas, mientras que la torre exterior soporta todo el repertorio decorativo.

TORRE DEL SALVADOR

Presenta grandes similitudes decorativas con la Torre de San Martín: abundantes elementos cerámicos verdes y blancos, paños de ladrillo resaltado formando estrellas de ocho puntas, friso de arcos mixtilíneos, etc. Se diferencia en que esta última torre dispone de un paño de arcos lobulados entrecruzados.     

TORRE DE LA MERCED

Obra de la segunda mitad del s. XVI, consta de tres cuerpos; tanto el inferior como el medio son mudéjares, de planta cuadrada y ochavada, respectivamente, mientras que el tercero, de planta octogonal, es fruto de una ampliación barroca.

ÁBSIDE DE LA CATEDRAL

Se encuentra decorado con paños de arcos mixtilíneos, frisos de cerámica verde y morada y torrecillas. Estos últimos se asientan sobre la tribuna interior. La Iglesia, consagrada en 1392, es de una sola nave, con capillas laterales. Recibió una profunda reforma interior en 1910.

TECHUMBRE DE LA CATEDRAL

Se encuentra profusamente decorada con elementos vegetales estilizados, geométricos y epigráficos de tradición islámica y con decoración figurada gótica lineal. La riqueza y variedad de esta última ha llevado a interpretarla como una representación cósmica del devenir del tiempo, presidida por los meses del año y las distintas actividades humanas vinculadas a los mismos; como temática vinculada a la literatura romance, etc.

ITINERARIO PRINCIPAL

En la Catedral de Santa María de Mediavilla se encuentran muy bien representados los distintos estadios del mudéjar turolense. En este completo conjunto, fruto de ocho siglos de existencia, se encuentran dos de los elementos emblemáticos de la fase medieval del mudéjar turolense: la torre campanario (1257-58) y la techumbre (+-1300). De la fase correspondiente a la Edad Moderna se conserva el cimborrio, construido por el Maestro Martín de Montalbán (1538). En la cúpula de la Capilla de los Reyes (anterior a 1649) se detectan pervivencias mudéjares. Por último, al neomudéjar corresponde la Portada Meridional (1909) obra de Pablo Monguió. Desde la Catedral nos dirigiremos a la C/ Los Amantes, pasando junto a la Oficina Municipal de Turismo, sita en el edificio del Ayuntamiento.                

Cimborrio de la Catedral

Nada más acceder a esta calle, tendremos una soberbia vista de la Torre de San Martín (1315-16), campanario adosado a la iglesia homónima. El grueso contrafuerte de sillería del flanco sudoccidental es fruto de la compleja reparación efectuada por Pierres Vedel (1549-51). En las proximidades de esta torre, en la C/ Andaquilla, se ubicaba la "Morería Chica"; en ella residían una parte de los mudéjares turolenses, disponiendo de una mezquita (documentada en el siglo XV) en la actual Plaza de Pérez Prado. Desde esta Plaza se accede a la C/ Yagüe de Salas, así nominada en honor al autor de Los Amantes de Teruel. Epopeya Trágica (1616), la primera obra literaria en la que se alaban las torres mudéjares.

Deberemos seguir esta calle, pasando junto a Correos (edificio con elementos neomudéjares), hasta la C/ Salvador, sobre la que se alza, altiva, la Torre del Salvador. Campanario de la Iglesia del mismo nombre, su construcción se considera algo más reciente que la Torre de San Martín, habiendo sido datada por termoluminiscencia en 1311+-55. Restaurada en 1933 es la única torre cuyo interior es visitable. Si seguimos por el Itinerario Principal deberemos tomar el callejón de L. García Esteban y subir por la C/ Comandante Fortea, pasando junto a la Oficina de Turismo.

ITINERARIO COMPLEMENTARIO: EL NEOMUDEJAR

El neomudéjar se introducirá en Teruel en 1909, como fruto tardío de la tradición historicista del s. XIX. Convirtiéndose en un auténtico tópico arquitectónico, presente en buena parte de los edificios públicos hasta la presente década.

Debemos cruzar bajo la Torre del Salvador y acceder al Paseo del Ovalo. Desde allí contemplaremos las dos torrecitas que flanquean la parte superior de la Escalinata. Diseñada por Carlos Castell, fue realizada por José Torán en 1920-21. En su segmento medio hay un gran relieve de Los Amantes (http://www.amantesdeteruel.es/), de Aniceto Marinas. A los pies de la escalinata se extienden el jardín de los Botánicos y la Estación de Ferrocarril. Frente a la misma está el Instituto de Enseñanzas Medias, obra de Antonio Rubio, en el que también se dejan sentir influjos neomudéjares. Una vez de vuelta en el Paseo del Ovalo, se ascenderá por la Escalinata del Deán Buj hasta la ajardinada Glorieta. Desde allí irá a la Plaza de San Juan por la C/ General Pizarro, en cuya intersección debió ubicarse la desparecida torre mudéjar "La Fermosa" (1343-44), destruida por las tropas castellanas en 1365-66. En esta plaza se encuentra el Casino de Teruel, obra de A. Rubio, en el que subyace la tradición mudéjar. Desde allí por la C/ Tomás Nougués, se llega a la Oficina de Turismo, retomándose el Itinerario Principal.

Escalinata

Un poco más arriba, en la acera opuesta, se abre el estrecho callejón de Matías Abad. Desde su inicio podremos contemplar una vista de la Torre de San Pedro. Antes de llegar a la misma se encuentra el Mausoleo de los Amantes (http://www.amantesdeteruel.es/). En él reposan sendas momias, exhumadas en 1555, que parecen corresponder a Juan (o Diego) Martínez de Marcilla e Isabel de Segura. Su trágica historia, que finalizará en 1217, se desarrolló unas décadas antes del auge de la arquitectura mudéjar.

LIglesia de San Pedro, hito final de este Itinerario Principal, constituye el conjunto más armónico del mudéjar turolense. En los pies se encuentra su torre campanario, de datación incierta; algunos autores la hacen coetánea a las torres de San Martín y El Salvador, pero sus rasgos arcaizantes y recientes dataciones por termoluminiscencia (1103+-95) han permitido apuntar la posibilidad de que fuese realizada a mediados del s. XIII, incluso quizás con anterioridad a la Torre de la Catedral. La Iglesia fue construida entre 1319 y 1392, destacando la riqueza ornamental exterior de su ábside. El Claustro originariamente mudéjar (posterior a 1383) fue reformado en 1900-04.

LIglesia de San Pedro, hito final de este Itinerario Principal, constituye el conjunto más armónico del mudéjar turolense. En los pies se encuentra su torre campanario, de datación incierta; algunos autores la hacen coetánea a las torres de San Martín y El Salvador, pero sus rasgos arcaizantes y recientes dataciones por termoluminiscencia (1103+-95) han permitido apuntar la posibilidad de que fuese realizada a mediados del s. XIII, incluso quizás con anterioridad a la Torre de la Catedral. La Iglesia fue construida entre 1319 y 1392, destacando la riqueza ornamental exterior de su ábside. El Claustro originariamente mudéjar (posterior a 1383) fue reformado en 1900-04.

LA CERÁMICA DE TERUEL Y EL MUDÉJAR DEL S. XVI

Descendiendo por la C/ Hartzembusch se alcanza la Plaza Carlos Castell. Desde ella, por la C/ Joaquín Costa y la C/ Rubio, se llega a la Plaza de Fray Anselmo Polanco, en la que se ubica la Casa de la Comunidad, sede del Museo de Teruel. Además de las interesantes salas dedicadas a etnología y arqueología, guarda una valiosa colección de Cerámica de Teruel expuesta en la 1ª y 4ª planta. Las piezas correspondientes a los ss. XIII - XIV reflejan las influencias mudéjares, tanto en las técnicas como en los motivos, que se debilitarán durante los ss. XV - XVI; la expulsión de los moriscos (1610) romperá esa tradición.

Desde allí, por las calles San Miguel y Alcañiz, se accede a la Ronda Dámaso Torán por el Portal de la Traición, junto al Acueducto de los Arcos. En esta zona se puede visitar la poco valorada Torre de la Merced, interesante ejemplo del mudéjar turolense de la Edad Moderna.

La nómina de construcciones con elementos neomudéjares se completa con las antiguas Escuelas del Arrabal (hoy Archivo Histórico Provincial), obra de P. Monguió, con la desaparecida torreta de los Garajes de la Diputación (1929) y la Plaza de Toros (inicio de los años 30), prologándose hasta nuestros días con la reciente construcción del Cuartel de la Guardia Civil, inaugurado en la presente década.

Este recorrido por el mudéjar turolense no estaría completo sin hacer referencia a las techumbres expoliadas en el primer tercio del s. XX, una de las cuales se encuentra en Villa Schifanoia (cerca de Florencia, Italia), otras dos en el "castillo" de S. Simeón (California, E.U.A.) y una cuarta también en la residencia Steebman, también en California.

En el rico repertorio decorativo de la Cerámica de Teruel convergen gran cantidad de elementos, fruto de un mestizaje cultural: judíos, como la Estrella de David o formas como el hanukiyyot (para la celebración de la "Fiesta de las Luces"); mudéjares, como la khamsa o "mano de Fátima" o inscripciones cúficas alabando a Allah; cristianos, como representaciones de caballeros, frailes, músicos, etc.